Mucha gente sabe ya que los aparatos eléctricos que se dejan en “modo de
espera” o “stand by” (una función que suele señalarse mediante un
pequeño piloto rojo y que permite encenderlos utilizando un mando a
distancia) consumen una cantidad significativa de energía. Pero todavía
tenemos poca conciencia de que hay muchos aparatos eléctricos y
electrónicos domésticos que consumen energía por el mero hecho de estar
conectados a la corriente, aunque estén apagados y no posean “modo en
espera”.
Hace unos días, me llevé a casa un medidor de energía enchufable (ver post sobre estos prácticos aparatos) y me lancé a medir el consumo de los aparatos apagados (pero conectados a la corriente).He aquí los resultados (en vatios/hora):
El ordenador de sobremesa…
Hace unos días, me llevé a casa un medidor de energía enchufable (ver post sobre estos prácticos aparatos) y me lancé a medir el consumo de los aparatos apagados (pero conectados a la corriente).He aquí los resultados (en vatios/hora):
El ordenador de sobremesa…
- Monitor (pantalla plana): 9 w
- CPU (torre): 9-11 w
- Impresora (chorro de tinta): 2 w
- Amplificador: 0 w
- Compact Disc: 4 w
- Cassette: 4 w
- Televisor LCD apagado: 0 w (en stand-by consumiría 18 w)
- DVD apagado: 0 w
- Batidora de vaso: 0 w
- Cafetera: 0 w
- Tostadora: 0 w
- Radio pequeña: 4 w
- El cepillo eléctrico: 1 w
- El secador: 0 w
- La afeitadora: 6 w
- Minicadena (modelo que siempre permanece en stand-by si está enchufada): 7 w
- Ordenador portátil: 4 w
Podría haber sido incluso peor… algunos aparatos de aire acondicionado (en casa no tenemos) consumen 45 w
por el mero hecho de estar enchufados… ¡Más, incluso, que en la
posición de stand-by! Otro ejemplo: la moderna cafetera mono-dosis que
tenemos en la oficina consume 6 w estando perfectamente apagada.
Los
datos pueden parecer sorprendentes, pero no son nuevos. De hecho, los
informes sobre el “consumo fantasma” de los aparatos eléctricos y
electrónicos de uso habitual en los hogares corroboran esta sorprendente
realidad: muchos aparatos consumen siempre que estén conectados a la
corriente (de ahí que puedan ser considerados como auténticos “vampiros
energéticos”).
Algunas estimaciones indican que consumo
fantasma supone en torno al 10% del consumo de electricidad en un hogar.
La proliferación de aparatos eléctricos y electrónicos y el escaso
esfuerzo realizado por los fabricantes durante años para reducir este
consumo han tenido como consecuencia un aumento progresivo de este gasto
inútil, que es responsable del 1% de las emisiones mundiales de CO2. El
mejor ejemplo de esta sinrazón es que en algunos aparatos el consumo
fantasma puede superar al consumo derivado del uso.
Vista la
importancia del problema, trataremos de responder brevemente algunas de
la preguntas más frecuentes en relación con el consumo fantasma de
electricidad en los hogares (continuar leyendo): ¿Qué es el consumo fantasma?
Es
el consumo de electricidad de los aparatos eléctricos o electrónicos
cuando no están siendo utilizados (cuando están apagados, pero
conectados a la corriente eléctrica) o cuando permanecen en el
denominado “modo de espera” o “stand-by”.
¿A qué se debe el consumo fantasma?
¿A qué se debe el consumo fantasma?
La
mayor parte del consumo fantasma se debe al funcionamiento de la fuente
de alimentación de los aparatos. Prácticamente todos los aparatos
eléctricos y electrónicos llevan una fuente de alimentación o adaptador
de corriente que convierte la corriente alterna en continua y después la
transforma a la intensidad y tensión adecuadas a cada aparato.
Generalmente, esta fuente de alimentación no se desconecta al apagar el
aparato y sigue consumiendo electricidad. Su potencia va desde medio
vatio a más de 20 vatios. La energía consumida también se utiliza en
ciertos casos para:
- alimentar sistemas de encendido rápido (antiguas pantallas de TV de tubo de rayos catódicos o CRTs)
- alimentar un sistema de control remoto, que permite encender los aparatos utilizando un mando a distancia
- alimentar un display, un reloj…
- mantener totalmente cargados aparatos que poseen baterías (por ejemplo un cepillo de dientes eléctrico)
Con
los precios actuales de la electricidad, 1vatio de consumo fantasma se
traduce (aproximadamente) en 1,5 €/año. De esta forma, una inocente
cafetera que mantengamos enchufada en nuestra cocina puede significar 9 €
anuales de gasto inútil. Y un ordenador de sobremesa 30€.
¿Qué podemos hacer para evitar el consumo fantasma?
La
solución es simple: desconectar de la corriente el aparato que no está
siendo utilizado. Lo podemos hacer desenchufando directamente el aparato
o conectándolo a una regleta con interruptor que mantendremos apagada. Y
si compramos un aparato nuevo, debemos exigir que su consumo fantasma
no supere 1 w. (en línea con lo exigido por la Directiva europea sobre
ecodiseño).
¿Qué iniciativas públicas existen para paliar el problema?
La
Agencia Internacional de la Energía lanzó hace años el programa “Un
vatio como máximo en 2010” orientado a limitar el consumo fantasma de
los nuevos aparatos eléctricos y electrónicos. En el ámbito de la Unión
Europea, en 2010 entró en vigor la normativa que limita el consumo a 1 w
(0,5 w en 2013) para una larga lista de electrodomésticos.
Desafortunadamente, sólo una parte de los que actualmente se venden en
España cumple esta condición.
En la Unión Europea está en marcha
el proyecto de una etiqueta que especifique el consumo en modo de espera
del aparato y un cálculo de los kilovatios-hora anuales que ello
representa. Por desgracia, hoy, por hoy, esa información brilla por su
ausencia en la mayoría de los manuales de instrucciones de los aparatos
eléctricos.
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