viernes, 29 de junio de 2012



Mucha gente sabe ya que los aparatos eléctricos que se dejan en “modo de espera” o “stand by” (una función que suele señalarse mediante un pequeño piloto rojo y que permite encenderlos utilizando un mando a distancia) consumen una cantidad significativa de energía. Pero todavía tenemos poca conciencia de que hay muchos aparatos eléctricos y electrónicos domésticos que consumen energía por el mero hecho de estar conectados a la corriente, aunque estén apagados y no posean “modo en espera”.
Hace unos días, me llevé a casa un medidor de energía enchufable (ver post sobre estos prácticos aparatos) y me lancé a medir el consumo de los aparatos apagados (pero conectados a la corriente).He aquí los resultados (en vatios/hora):

El ordenador de sobremesa…
  • Monitor (pantalla plana): 9 w
  • CPU (torre): 9-11 w
  • Impresora (chorro de tinta): 2 w
El equipo de música… 
  • Amplificador: 0 w
  • Compact Disc: 4 w
  • Cassette: 4 w
La tele…
  • Televisor LCD apagado: 0 w (en stand-by consumiría 18 w)
  • DVD apagado: 0 w
En la cocina…
  • Batidora de vaso: 0 w
  • Cafetera: 0 w
  • Tostadora: 0 w
  • Radio pequeña: 4 w
En el cuarto de baño…
  • El cepillo eléctrico: 1 w
  • El secador: 0 w
  • La afeitadora: 6 w 
Otros
  •  Minicadena (modelo que siempre permanece en stand-by si está enchufada): 7 w
  • Ordenador portátil: 4 w
En el momento en el que hice mis mediciones había 52 w de consumo fantasma efectivos, todos debidos a aparatos que manteníamos apagados… pero enchufados. El gasto económico de electricidad de estos aparatos que manteníamos conectados (en casa somos cuatro) supera los 78 € anuales.
Podría haber sido incluso peor… algunos aparatos de aire acondicionado (en casa no tenemos) consumen 45 w por el mero hecho de estar enchufados… ¡Más, incluso, que en la posición de stand-by! Otro ejemplo: la moderna cafetera mono-dosis que tenemos en la oficina consume 6 w estando perfectamente apagada.

Los datos pueden parecer sorprendentes, pero no son nuevos. De hecho, los informes sobre el “consumo fantasma” de los aparatos eléctricos y electrónicos de uso habitual en los hogares corroboran esta sorprendente realidad: muchos aparatos consumen siempre que estén conectados a la corriente (de ahí que puedan ser considerados como auténticos “vampiros energéticos”).

Algunas estimaciones indican que consumo fantasma supone en torno al 10% del consumo de electricidad en un hogar. La proliferación de aparatos eléctricos y electrónicos y el escaso esfuerzo realizado por los fabricantes durante años para reducir este consumo han tenido como consecuencia un aumento progresivo de este gasto inútil, que es responsable del 1% de las emisiones mundiales de CO2. El mejor ejemplo de esta sinrazón es que en algunos aparatos el consumo fantasma puede superar al consumo derivado del uso.
Vista la importancia del problema, trataremos de responder brevemente algunas de la preguntas más frecuentes en relación con el consumo fantasma de electricidad en los hogares (continuar leyendo):
 
¿Qué es el consumo fantasma?
Es el consumo de electricidad de los aparatos eléctricos o electrónicos cuando no están siendo utilizados (cuando están apagados, pero conectados a la corriente eléctrica) o cuando permanecen en el denominado “modo de espera” o “stand-by”.

¿A qué se debe el consumo fantasma?

La mayor parte del consumo fantasma se debe al funcionamiento de la fuente de alimentación de los aparatos. Prácticamente todos los aparatos eléctricos y electrónicos llevan una fuente de alimentación o adaptador de corriente que convierte la corriente alterna en continua y después la transforma a la intensidad y tensión adecuadas a cada aparato. Generalmente, esta fuente de alimentación no se desconecta al apagar el aparato y sigue consumiendo electricidad. Su potencia va desde medio vatio a más de 20 vatios. La energía consumida también se utiliza en ciertos casos para: 
  • alimentar sistemas de encendido rápido (antiguas pantallas de TV de tubo de rayos catódicos o CRTs)
  • alimentar un sistema de control remoto, que permite encender los aparatos utilizando un mando a distancia
  • alimentar un display, un reloj…
  • mantener totalmente cargados aparatos que poseen baterías (por ejemplo un cepillo de dientes eléctrico)
¿Cuánto nos cuesta el consumo fantasma?
Con los precios actuales de la electricidad, 1vatio de consumo fantasma se traduce (aproximadamente) en 1,5 €/año. De esta forma, una inocente cafetera que mantengamos enchufada en nuestra cocina puede significar 9 € anuales de gasto inútil. Y un ordenador de sobremesa 30€.

¿Qué podemos hacer para evitar el consumo fantasma?
La solución es simple: desconectar de la corriente el aparato que no está siendo utilizado. Lo podemos hacer desenchufando directamente el aparato o conectándolo a una regleta con interruptor que mantendremos apagada. Y si compramos un aparato nuevo, debemos exigir que su consumo fantasma no supere 1 w. (en línea con lo exigido por la Directiva europea sobre ecodiseño).

¿Qué iniciativas públicas existen para paliar el problema?
La Agencia Internacional de la Energía lanzó hace años el programa “Un vatio como máximo en 2010” orientado a limitar el consumo fantasma de los nuevos aparatos eléctricos y electrónicos. En el ámbito de la Unión Europea, en 2010 entró en vigor la normativa que limita el consumo a 1 w (0,5 w en 2013) para una larga lista de electrodomésticos. Desafortunadamente, sólo una parte de los que actualmente se venden en España cumple esta condición.  
En la Unión Europea está en marcha el proyecto de una etiqueta que especifique el consumo en modo de espera del aparato y un cálculo de los kilovatios-hora anuales que ello representa. Por desgracia, hoy, por hoy, esa información brilla por su ausencia en la mayoría de los manuales de instrucciones de los aparatos eléctricos.

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