¿Qué hacer con los residuos de las queserías?
Evitar que el lactosuero impacte en el medio
ambiente transformándolo en productos alimentarios destinados al consumo
humano y animal, así como en biocombustible, es el objetivo del
proyecto “VALORLACT”, financiado por el Programa LIFE+ de la Comisión
Europea.
La iniciativa busca, entre otros objetivos, evitar que el lactosuero sea tratado como un residuo y
que pase a formar parte de la cadena alimentaria, lo que supone una
nueva oportunidad de negocio para el sector quesero y para el de
producción de alimentos. La coordinación general del proyecto
corresponde a la Dirección de Innovación e Industrias alimentarias del
Gobierno Vasco; la coordinación técnica a AZTI-Tecnalia; mientras que el
resto de participantes son NEIKER-Tecnalia, BM ingeniería e Iberlact
El lactosuero de quesería es el líquido resultante de la coagulación de la leche en el proceso de fabricación del queso, tras la separación de la caseína y la grasa. Al tratarse de una materia orgánica puede convertirse en un elemento contaminante si no se gestiona adecuadamente. De ahí que los técnicos de AZTI-Tecnalia, en colaboración con las otras entidades implicadas, vayan a diseñar un plan de acción que se marca como objetivo poder reciclar más del 80% del lactosuero generado por las queserías.
“VALORLACT-Aprovechamiento integral de lactosuero generado en el sector lácteo” persigue demostrar la viabilidad de nuevas tecnologías para transformar el suero lácteo en nuevos alimentos de alto valor dirigidos al consumo humano y animal. El programa busca soluciones globales para la mayoría del sector quesero, pero tendrá en cuenta especialmente a los pequeños y medianos productores, para quienes supone una oportunidad de diversificar su oferta y, por tanto, de ser más competitivos.
Las pequeñas y medianas queserías no cuentan actualmente con herramientas que les permitan gestionar y dar valor al lactosuero, por lo que el proyecto les puede resultar de gran utilidad para darle una salida sostenible. Igualmente, les facilita cumplir con la legislación ambiental y reducir los costes derivados de los vertidos.
Nuevos alimentos sanos y funcionales
Otros sectores beneficiados por la iniciativa “VALORLACT” son el de alimentación humana y animal. Los especialistas de las organizaciones participantes quieren conseguir nuevos productos alimenticios -en forma de lácteos, sopas, bebidas, etc.- que aporten distintas funcionalidades y que redunden en la salud de los consumidores. Para el sector de alimentación animal supone la ocasión de acceder a una materia prima de bajo coste y que, además, mejora la calidad nutricional de los piensos, al contar con ingredientes de valor añadido.
El interés de “VALORLACT” se puso de manifiesto el pasado día 18 de diciembre, en una reunión celebrada en la sede del Gobierno Vasco, a la que acudieron representantes de los socios del proyecto, de los sectores lácteo y de alimentación animal, de centros de gestión agraria, así como de distintas entidades y administraciones públicas. El objetivo del encuentro fue conseguir que el proyecto cumpla las expectativas de todos los agentes relacionados, que las soluciones propuestas sean consensuadas y que puedan implantarse de forma real y adaptada a cada tipo de quesería.
El lactosuero de quesería es el líquido resultante de la coagulación de la leche en el proceso de fabricación del queso, tras la separación de la caseína y la grasa. Al tratarse de una materia orgánica puede convertirse en un elemento contaminante si no se gestiona adecuadamente. De ahí que los técnicos de AZTI-Tecnalia, en colaboración con las otras entidades implicadas, vayan a diseñar un plan de acción que se marca como objetivo poder reciclar más del 80% del lactosuero generado por las queserías.
“VALORLACT-Aprovechamiento integral de lactosuero generado en el sector lácteo” persigue demostrar la viabilidad de nuevas tecnologías para transformar el suero lácteo en nuevos alimentos de alto valor dirigidos al consumo humano y animal. El programa busca soluciones globales para la mayoría del sector quesero, pero tendrá en cuenta especialmente a los pequeños y medianos productores, para quienes supone una oportunidad de diversificar su oferta y, por tanto, de ser más competitivos.
Las pequeñas y medianas queserías no cuentan actualmente con herramientas que les permitan gestionar y dar valor al lactosuero, por lo que el proyecto les puede resultar de gran utilidad para darle una salida sostenible. Igualmente, les facilita cumplir con la legislación ambiental y reducir los costes derivados de los vertidos.
Nuevos alimentos sanos y funcionales
Otros sectores beneficiados por la iniciativa “VALORLACT” son el de alimentación humana y animal. Los especialistas de las organizaciones participantes quieren conseguir nuevos productos alimenticios -en forma de lácteos, sopas, bebidas, etc.- que aporten distintas funcionalidades y que redunden en la salud de los consumidores. Para el sector de alimentación animal supone la ocasión de acceder a una materia prima de bajo coste y que, además, mejora la calidad nutricional de los piensos, al contar con ingredientes de valor añadido.
El interés de “VALORLACT” se puso de manifiesto el pasado día 18 de diciembre, en una reunión celebrada en la sede del Gobierno Vasco, a la que acudieron representantes de los socios del proyecto, de los sectores lácteo y de alimentación animal, de centros de gestión agraria, así como de distintas entidades y administraciones públicas. El objetivo del encuentro fue conseguir que el proyecto cumpla las expectativas de todos los agentes relacionados, que las soluciones propuestas sean consensuadas y que puedan implantarse de forma real y adaptada a cada tipo de quesería.
Una nueva sustancia biodegradable en el cemento bloquea los metales pesados
El grupo de investigación en Materiales
Inorgánicos y Medio Ambiente (MIMED), integrado por seis profesores
deldepartamento de Química y Edafología de la Universidad de Navarra, ha
detectado un aditivo biodegradable que mejora las propiedades del
cemento para construcción.
El hallazgo ha dado lugar a una patente,
registrada en la World Intellectual Property Organization, que lleva
por título “Uso de carboximetilquitosanos como aditivos en composiciones
conglomerantes”.
Para entender la eficacia de este descubrimiento, el profesor José Ignacio Álvarez, uno de los participantes en la investigación, explica que “en los sistemas con cemento (morteros y hormigones), el aditivo aumenta la viscosidad de la mezcla y acelera el fraguado. Este aditivo lo que hace es evitar la segregación de los componentes de morteros y hormigones y facilitar su aplicación al reducir el tiempo en el que endurece”. Asimismo, reconoce que “algunos de estos aditivos han mostrado una buena eficacia simultáneamente en la retención de metales tóxicos, como plomo, cinc y cromo”.
En términos medioambientales, Álvarez señala además que “el aditivo resulta una alternativa más favorable a los derivados de celulosa, y es útil para el bloqueo de metales pesados y sus efectos tóxicos”. Los resultados de la investigación han aparecido publicados en revistas de alto índice de impacto en los campos de Medio Ambiente y Materiales de Construcción, como el Journal of Hazardous Materials y Cement and Concrete Research.
El grupo MIMED trabaja en materiales de construcción modificados y mejorados, particularmente en conglomerantes, cementos y cales, y en aditivos que puedan mejorar sus prestaciones. En estos momentos, sus investigaciones se centran además en un proyecto sobre aditivos con función fotocatalítica, para la destrucción de óxidos de nitrógeno y otros contaminantes atmosféricos, tras ser incorporados a cementos y/o morteros de cal, realizado en colaboración con el grupo de investigación del catedrático de Química Inorgánica, Dr. Luis Sánchez Granados, de la Universidad de Córdoba.
Además de José Ignacio Álvarez, componen el grupo los profesores Íñigo Navarro, José María Fernández, Adrián Durán, Rafael Sirera y Javier Lanas.
Para entender la eficacia de este descubrimiento, el profesor José Ignacio Álvarez, uno de los participantes en la investigación, explica que “en los sistemas con cemento (morteros y hormigones), el aditivo aumenta la viscosidad de la mezcla y acelera el fraguado. Este aditivo lo que hace es evitar la segregación de los componentes de morteros y hormigones y facilitar su aplicación al reducir el tiempo en el que endurece”. Asimismo, reconoce que “algunos de estos aditivos han mostrado una buena eficacia simultáneamente en la retención de metales tóxicos, como plomo, cinc y cromo”.
En términos medioambientales, Álvarez señala además que “el aditivo resulta una alternativa más favorable a los derivados de celulosa, y es útil para el bloqueo de metales pesados y sus efectos tóxicos”. Los resultados de la investigación han aparecido publicados en revistas de alto índice de impacto en los campos de Medio Ambiente y Materiales de Construcción, como el Journal of Hazardous Materials y Cement and Concrete Research.
El grupo MIMED trabaja en materiales de construcción modificados y mejorados, particularmente en conglomerantes, cementos y cales, y en aditivos que puedan mejorar sus prestaciones. En estos momentos, sus investigaciones se centran además en un proyecto sobre aditivos con función fotocatalítica, para la destrucción de óxidos de nitrógeno y otros contaminantes atmosféricos, tras ser incorporados a cementos y/o morteros de cal, realizado en colaboración con el grupo de investigación del catedrático de Química Inorgánica, Dr. Luis Sánchez Granados, de la Universidad de Córdoba.
Además de José Ignacio Álvarez, componen el grupo los profesores Íñigo Navarro, José María Fernández, Adrián Durán, Rafael Sirera y Javier Lanas.
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